El mes de mayo de 2016 lo recordaré como el mes en el que la paz y la justicia volvieron a mi vida.
No creo en las venganzas ni tampoco en el mal ajeno, pero si firmemente en el saber hacer del tiempo.
El tiempo me ha dado la razón, la paciencia (prima del tiempo) me ha recompensado, y el cariño de muchos me ha devuelto la ilusión.
Afronto junio con la cabeza bien alta, orgullosa de mi esfuerzo, porque penar por alguien requiere de la fortaleza de un gigante.
Sin mirar atrás, así llega este verano que ha tardado 2 años en llegar, buscando soluciones a los problemas, dándole importancia a lo importante, aprendiendo bien y acabando los días tranquila.
Me encanta la lavanda.

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