La semana pasada alguien me hizo pensar sobre la aceptación en el contexto de la vida en general.
Cuando ésta te da cosas buenas la aceptación es más fácil. Nos sentimos fuertes y poderosos. Intentamos que las mieles del éxito duren lo máximo posible y de repente, de un plumazo cualquier nubarrón desaparece. Felicidad.
Lo difícil es aceptar las cosas no tan buenas. Parte de este proceso de aceptación es saber gestionarlas. Ahí está la clave. Es el secreto de la tranquilidad de espíritu. Es algo que todos buscamos.

En mi caso la vida en general se ha portado muy bien conmigo, hasta el día que tuve que enfrentarme a una soledad provocada por un traición. Así de primeras suena fatal, y lo es. Y me ha costado la salud, miles de lágrimas y una autoestima que poco a poco y día a día saca la cabeza del agujero donde la metí. Hace una semana no sabía donde estaba la clave para solucionar mi problema y he empezado a aceptar ciertas cosas.

De momento son pequeñas, son las cosas cotidianas como que necesito reciclarme para conseguir otro trabajo, porque el actual no me gusta y me amarga pero es un hilo conductor que me ayuda a conseguir mis metas.
El día que decides aceptar todas aquellas cosas/circustancias que te rodean empiezas a ser un poquito más felíz, a encontrar consuelo a tanta pena y a encontrarte más acompañada por ti misma.

MLW
PD: Todavía necesito un poco de soledad
PD2: Gracias Mu