He sido agraciada con nacer el 9 de enero, luego para mi el año empieza siempre cuando empieza, sin más, ni una nueva era con la primera y el florecer de nuevas oportunidades, ni tampoco en septiembre con la vuelta al cole. Hace mucho que terminé el colegio y mi calendario laboral no hace distinciones entre estaciones.
Este es mi año de los «treinta todos», si, se acabó lo que se daba. La treintena se supone que está para construir tu vida, sentar las bases de lo que realmente quieres, encontrar a tu compañero en la vida, crecer como persona, tanto a nivel profesional como vital. Pero está claro que eso no estaba escrito en mi destino. Y con esto no quiero sentirme derrotada, sino al contrario: fortalecida. Creo que durante estos cuatro años he realizado un ejercicio titánico para aceptar ciertas cosas, para ver donde están mis límites y sobre todo para saber qué es lo que quiero por encima de todo: A MI.
Así que como decía, mi año ha comenzado con el firme propósito de disfrutar. Después de haberme perdonado, tengo claro que ya no le debo nada a nadie y que me toca vivir sin temor ni resentimiento. La realidad del día a día se traduce en salir del caparazón, en dejar de tener miedo por mostrarme tal como soy y salir a la calle y hacer todas esas cosas que dejé de hacer por miedo.
Así que querido enero, creo que he empezado con buen pie: de fiesta, bailando y viendo fuegos artificiales, (fiesta de Finde Año de Room Mate Oscar), trabajando como una negra, porque en mi trabajo se que está mi esencia (Horizon2020 no fear), cuidándome porque me siento bien si lo hago (Club Metropolitan Eurobuilding) y lo más importante: con la valentía de relacionarme, de no decir no porque no, sin motivo, porque si quiero le llamo o le escribo un mensaje con cualquier chorrada, aunque no me corresponda, cenando con mis amigas aunque sea miércoles (se hace cuando se puede), alegrándome mil por todos los que me rodean, dedicándoles unos minutos, haciendo planes con gente (porque no estoy sola).
xoxoxo M